Carril de la Memoria en Navidad


La vida sigue, nos atropella y sigue su camino. Nosotros tenemos la ventaja de acomodar todo y seguir adelante. ¿Quiénes de nosotros se acuerda de cuando éramos chicos?

Yo me acuerdo y lo escribo para poder seguir recordando lo viejo, lo antigüo, lo olvidado. Se dice que lo único que el cerebro es capaz de manejar es el presente. A veces es bueno recordar el pasado y recalcar de donde venimos. No siempre podemos entender hacia donde vamos, pero tenemos nuestra historia, nuestros momentos nuestra magia olvidada en un cajón. Cuando yo era chica viviamos en una casa en la provincia de Buenos Aires, en el barrio Alas o Ciudad Evita en el partido de la Matanza. Las navidades por aquí eran de familia. Mis tíos y abuelos venían a visitar o nosotros íbamos a la casa de ellos. Cuando nos mudamos a unos departamentos, en el mismo barrio, sólo a unas cuadras de la casa, pasaba lo mismo. Nos juntábamos en nuestro departamento o íbamos a la casa de Doña Teresa (la abuela de mi primo Mauro)

Lo más bonito que recuerdo de éstas fiestas son las juntadas con la familia, los pan dulces por doquier, garrapiñada, cidra, asado, ensaladas de papa, rusa, lechuga, turrones y cohetes hasta la madrugada, ¡la pachanga no podía parar! En Buenos Aires los negocios estában abierto hasta muy tarde, por si alguien se olvidó de comprar un regalito a alguien. 

La nostalgia de recorrer el carril de la memoria en Buenos Aires durante ésta navidad en 2024, me une a un pasado que viviendo en el presente, ya con nietos, no quiero olvidar y por eso éste año hice garrapiñada por primera vez para ellos, y tuvimos la oportunidad de juntarnos en familia. Mi mamá nos hacía garrapiñada de hecho cuando éramos chicas, pero el correr de la vida a veses nos hace olvidar de éstas costumbres tan nuestras y que me rehúso a olvidar en mi tiempo con mis nietos, y quiero que continúe con mis hijos y sus hijos.

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